Es un tipo de tratamiento alternativo que
emplea aceites esenciales o líquidos aromáticos de plantas, cortezas, hierbas y
flores los cuales se frotan en la piel, se inhalan, se ingieren o se añaden al
baño con el fin de promover tanto el bienestar físico como psicológico.
En ocasiones, se pueden usar en combinación con masajes y otras técnicas terapéuticas como parte de un enfoque holístico de tratamiento.
El empleo de aromas con fines terapéuticos
no es nuevo y ya se utilizaba en el año 4500 A.C. en la China. Los antiguos
egipcios también usaban aceites esenciales, tanto con fines terapéuticos como
para embalsamar. En la Grecia antigua, grandes médicos como Hipócrates y Galeno
empleaban hierbas aromáticas y aceites esenciales para tratar a sus pacientes.
En la Europa medieval, las hierbas y
aceites solían utilizarse para combatir enfermedades, y en la época del
Renacimiento, la reina Isabel I de Inglaterra apoyó su uso.
Sin embargo, la aromaterapia médica,
considerada como el estudio de la farmacología y la química de los aceites
esenciales, es de reciente data, pero, a pesar de ello, tiene muchos
adeptos. Incluso en algunos países como
Francia y el Reino Unido la han incorporado en sus sistemas de medicina
oficial.
Los beneficios de la
aromaterapia
La aromaterapia ofrece diversos beneficios
al tener propiedades analgésicas, antibióticas, antisépticas, astringentes,
sedantes, expectorantes y diuréticas y puede tratar una amplia gama de síntomas
y condiciones físicas como los malestares gastrointestinales, las condiciones
de la piel, dolor menstrual y las irregularidades, las condiciones relacionadas
con el estrés, trastornos del estado de ánimo,
problemas circulatorios, las infecciones respiratorias entre otras.
Además de estos beneficios físicos, la
aromaterapia también ofrece beneficios psicológicos, ya que la volatilidad de
algunos aceites o facilidad con que se evapora en el aire tiene un efecto
calmante que facilita la relajación.
La aromaterapia y su
aplicación
Estos aceites se pueden aplicar, entre
otros, mediante los siguientes métodos:
Inhalación:
El método más básico para la administración de la aromaterapia, ya sea de forma
directa o indirectamente, es mediante la inhalación de los aceites
esenciales. Varias gotas de un aceite
esencial se pueden aplicar en un pañuelo y suavemente se inhala. Una pequeña
cantidad de esencial de aceite también pueden añadirse a un tazón de agua
caliente y utilizarse como un tratamiento de vapor. Esta técnica se aconseja
para el tratamiento respiratorio y/o condiciones de la piel.
Masaje de aplicación directa.
Usualmente, los aceites esenciales, cuando van a ser aplicados directamente
sobre la piel mediante masajes, se diluyen en una loción o aceite vegetal como
la oliva, el aguacate o germen de trigo antes de ser aplicados a la piel para
evitar una reacción alérgica.
En
términos generales, se diluye un 2 al 10% del aceite esencial en la
loción. Sin embargo, algunos aceites
pueden ser utilizados en concentraciones más altas, y otros deben diluirse aún más
para un uso seguro y eficaz
Baños aromáticos.
Es el más sencillo de utilizar. Un baño
con agua tibia que contengan aceites esenciales tiene un efecto de relajación.
Cuando se usa en un baño, el agua debe estar tibia y nunca caliente para frenar
la rápida evaporación del aceite.
Cataplasmas frías o calientes.
Se emplean para afecciones físicas
especialmente para problemas de la piel y para tratar dolores musculares. Igualmente, se pueden mezclar con cremas y
lociones.
Uso interno. Algunos aceites esenciales pueden ser
consumidos en forma de tinturas o infusiones para el tratamiento de ciertos
síntomas o condiciones. Sin embargo, es
necesario consultar siempre con un profesional calificado antes de usarlo de
forma interna. Algunos aceites, como el eucalipto, el ajenjo y salvia, nunca
deben tomarse internamente.
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