Una terapia esencial
El Drenaje Linfático Manual
es una terapia que se utiliza para paliar las deficiencias en este sistema.
Muchos son los beneficios que se consiguen convirtiéndose en uno de los
fundamentales para el equilibrio de la salud
El Drenaje Linfático Manual
es un masaje terapéutico con un amplio abanico de acción.
Especialistas de diferentes
campos lo aconsejan como terapia principal o complementaria: médicos
cardiovasculares, oncólogos, ginecólogos, urólogos, otorrinolaringólogos y
estéticos. Existen tantas indicaciones para el tratamiento como contra
indicaciones, ya que hay que tener en cuenta distintas variables a la hora de
efectuarlo.
Partiendo de un principio, el
Sistema Linfático es un complejo sistema de filtro que ayuda a mantener el
equilibrio de líquidos en los tejidos y en la sangre. Sus funciones básicas
son:
• Contribuir, de manera
principal, a formar y activar el Sistema Inmunológico (las defensas del
organismo).
• Recolectar el quilo a
partir del contenido intersticial, un producto que tiene un elevado contenido
en grasas.
• Actuar como sistema
accesorio para que el flujo de líquidos de espacios tisulares vuelva a ser
reabsorbido y pase a la circulación sanguínea.
• Eliminar las toxinas y
conservar la concentraciones proteínica básica en el líquido intersticial.
El sistema linfático es un sistema de vasos, paralelo a la circulación sanguínea, que se origina en espacios tisulares del cuerpo llamados capilares linfáticos. Estos capilares están en contacto con las células y sus paredes son permeables para permitir el paso de las macromoléculas que no serían reabsorbidas por el capilar venoso; recogen los detritus celulares (residuos, generalmente sólidos, que provienen de la descomposición de fuentes orgánicas y minerales) y las grandes moléculas «sueltas» del tercer espacio, diseminadas por todo el organismo.
Al ser un sistema abierto,
unidireccional (no como el Sistema Circulatorio que es cerrado, de ida y vuelta)
los vasos linfáticos están formados por linfangiones, pequeños segmentos con
forma acorazonada que impulsan la linfa hacia su desembocadura. En el trayecto
se encuentran las cadenas ganglionares, los ganglios linfáticos. Se encargan de
segregar una sustancia llamada linfocitos (similares a los leucocitos en la
sangre) que depuran la linfa recolectada y en casos de infecciones generan
anticuerpos, motivo por el cual se inflaman.
El entramado de vasos
linfáticos, con los nódulos (ganglios) forman una red que desemboca en dos
grandes colectores internos que, junto con las placas de peyer en la zona
abdominal y la cisterna de pecquet en la zona torácica que recogen la linfa de
los órganos internos, la vierten en la circulación venosa a través del «conducto
torácico» en el lado izquierdo del cuerpo y en el conducto linfático derecho en
la parte superior del cuerpo.
También existen órganos
implicados en el Sistema Linfático como son el bazo, el timo y la médula que
son los encargados de limpiar, desarrollar, y madurar el sistema.
Las funciones que debe
realizar el S.L. van a depender de tres hechos fundamentales:
• Una buena circulación
linfática y sanguínea posibilita que el movimiento de linfa desde los tejidos
hasta ser vertida en el Sistema Venoso se realice sin ningún estancamiento y al
ritmo propio.
• La calidad del líquido
intersticial y la linfa es un punto importantísimo que depende de la calidad de
la comida que ingiramos y de la homeostasia, equilibrio del organismo.
• Una buena inervación del
Sistema Nervioso Vegetativo o Autónomo, formado por el Sistema Simpático y
Parasimpático, regula a través de sus mediadores químicos las funciones del
sistema linfático, como también las vísceras, glándulas endocrinas y exocrinas,
del metabolismo hasta el comportamiento emocional.
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