El Calambre
Los
músculos son el tejido que generan movimiento en las personas y
animales. Generan movimiento al contraerse. En el cuerpo humano (y en todos los
vertebrados) los músculos están asociados al esqueleto, siendo los responsables
de su movimiento.
La
propiedad de contraerse, esto es, de poder acortar su longitud como efecto de
la estimulación por parte de impulsos nerviosos provenientes del sistema
nervioso, se la debe al tejido muscular que los forman, más precisamente al
tejido muscular de tipo estriado esquelético.
Dos
tipos más de tejido muscular forman parte de otros órganos: el tejido muscular
estriado cardíaco, exclusivo del corazón, que le permite a éste contraerse y
así "empujar" la sangre que llega a su interior; y el tejido muscular
liso que está presente en el estómago y a lo largo de todo el tubo digestivo,
en los bronquios, en vasos sanguíneos, en la vejiga y en el útero, entre otros.
El espasmo muscular suele suceder depués de
un ejercicio intenso y con gran actividad muscular. Algunas personas sufren
espasmos mientras están durmiendo debido a una alteración de la irrigación
sanguínea a los músculos; ejemplo: después de comer, la sangre fluye
principalmente hacia el aparato digestivo más que a los músculos.
En cuanto a los espasmos musculares asociados
al ejercicio, popularmente se cree que son el resultado de la producción y
acumulación de ácido láctico en el músculo. Para producir
energía, en las células la glucosa es oxidada por el oxígeno que respiramos, dando como productos agua, anhídrido carbónico y
energía. En condiciones normales, el organismo está capacitado para absorber
una cantidad suficiente de oxígeno para oxidar la glucosa, pero en caso de
realizarse alguna actividad física
prolongada, esta cantidad puede ser insuficiente.
En ausencia de oxígeno, la
glucosa se transforma en ácido láctico. Sin
embargo, no se han encontrado pruebas a favor de esta idea.
Una teoría más plausible se basa en el
funcionamiento como pares antagonistas de los músculos esqueléticos: por
ejemplo, la contracción del bíceps está asociada a la relajación del tríceps. Esta contracción
y relajación muscular está mediada por dos tipos de proteínas, miosina y actina. La miosina se une a la actina
durante la contracción y se libera durante la relajación. El proceso de
relajación requiere que la miosina esté unida a una ATP (una molécula usada
por los procesos celulares para intercambiar energía) y magnesio. La cantidad de ATP y magnesio disminuye durante el
ejercicio, provocando que la miosina no pueda desprenderse de la actina y, por
ende, que el músculo no pueda relajarse produciendo los calambres. Además de
magnesio se ha sugerido que otros electrolitos, como el calcio
o el sodio, podrían estar implicados.
Estudios más recientes muestran que la
mencionada depleción de minerales o la deshidratación tendrían poca importancia
en el desarrollo de los espasmos musculares. Al parecer la principal causa de
los calambres asociados al ejercicio estaría relacionada con un control
neuromuscular alterado. El ejercicio intenso provocaría una sobrexcitación de
las motoneuronas y una disminución de las señales inhibitorias del
sistema nervioso central
hacia estas neuronas. Este estado se alcanza cuando el músculo se fatiga y de
continuar estimulando el músculo más allá de este punto se corre el riesgo de
que se produzcan contracciones involuntarias, es decir calambres. Una forma
efectiva de prevenir calambres es hacer que el sistema nervioso central envíe
un mayor número de señales inhibitorias, lo que se logra estirando el músculo .
Esto explicaría por qué estirar los músculos después de hacer ejercicio
previene los calambres.
En resumen, no existe evidencia científica a
favor del ácido láctico como responsable de los espasmos musculares; la
evidencia científica a favor de la depleción de minerales es muy débil y, si
bien la hipótesis del control neuromuscular alterado requiere de mayores
investigaciones, sería la mejor explicación científica disponible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario