CONCEPTO DE REUMA Y ARTROSIS



Existe mucha confusión entre la gente acerca de los conceptos de “reuma” y  artrosis. Muchas personas no saben en realidad qué son estos términos. Hay gente que dice que tiene “reuma” cuando padece dolor localizado en su espalda o en sus extremidades. Muchas veces los pacientes creen que artrosis y “reuma” son el mismo proceso y, por el contrario, otras veces tienen la idea de que se trata de enfermedades diferentes. Las enfermedades reumáticas son en realidad un grupo muy amplio de enfermedades, diferentes en cuanto a su causa, evolución y tratamiento. Sin embargo, todas ellas tienen en común que afectan a alguna estructura del aparato locomotor del cuerpo humano. Por eso, decir que alguien tiene “reuma” es tan impreciso e inespecífico como decir que padece “del corazón, del pulmón o del intestino”, por ejemplo.


La artrosis se caracteriza por la pérdida progresiva del cartílago de la articulación debido a su desgaste. Este desgaste del cartílago se ve favorecido por el uso de la articulación y el paso del tiempo. Además, el deterioro del cartílago depende de otros factores que, aparte de la edad, contribuyen a lesionarlo. Es una enfermedad crónica; es decir, que dura toda la vida. Sin embargo, y aunque puede progresar con el paso del tiempo, con un tratamiento adecuado se puede controlar. Por ello, no necesariamente debe ocasionar dolor e invalidez en las personas que la padecen.



Existen toda una serie de recomendaciones para los pacientes artrósicos que tienen como objetivo proteger las articulaciones de las extremidades y de la columna.  Con estos consejos se pretende ralientizar la evolución de  la artrosis, evitando los factores que dañan las articulaciones y favorecen la progresión de la enfermedad. Son los siguientes:



Sueño: Evitar un colchón o somier demasiado blandos, ya que al ceder por nuestro peso curvan la espalda, dañándola. Utilizar una almohada baja o con diseño anatómico.

Actividades sentados: Se recomienda sentarse en sillas altas, con respaldos rectos. Evitar los sofás excesivamente blandos. Sentarse siempre rectos, con la espalda bien apoyada en el respaldo, y no en el borde de la silla o con el tronco girado. Cuando se debe permanecer sentado durante mucho tiempo, se recomienda el uso de asientos anatómicos, con una pequeña curva a nivel lumbar. Como alternativa, colocar una pequeña almohada que “rellene” el hueco de la espalda a nivel lumbar. Utilizar asientos con reposabrazos, o apoyar los brazos sobre la mesa.



Actividades de pie: Evitar posturas mantenidas durante mucho tiempo. Sentarse, o dar algunos pasos para “estirar las piernas” y en general, moverse para desentumecer los músculos cuando se permanezca de pie parado (espera en una cola...), o  en cualquier actividad que exija una postura fija ininterrumpida.




Calzado: Utilizar un calzado adecuado. No usar zapatos de tacón alto, ni de puntera estrecha, para evitar lesiones en los pies. No calzar zapatillas abiertas cuando se vaya a caminar o practicar deporte (no proporcionan una sujección suficiente al pie).






El ejercicio físico es fundamental en el enfermo artrósico para mantener la movilidad de las articulaciones y para fortalecer la musculatura. Es imprescindible evitar que los músculos se atrofien, ya que empeora la evolución de la artrosis. Conviene que la actividad física se realice de forma lenta y progresiva, poco a poco, sin provocar dolor. Se debe efectuar de forma habitual y constante (lo ideal es practicarlo todos los días), de modo que el ejercicio se incorpore a la rutina diaria del paciente.



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